Hace tiempo, en un pequeño pueblo cercano a un pantano, vivía una niña. Siempre iba a bañarse al pantano, un día se estaba bañando y por una caída terminó insconsciente. La niña se ahogó, nadie la conocía ya que era huérfana y siempre estaba sola. Desde aquel día, siempre se notó una esencia espectral que observaba a la gente desde el fondo del pantano. Cansada de siempre estar sola decidió socializar y hacerse amigo de alguien que se acercara al pantano y así un día un pescador llegó. Dispuesta a hablar con él salió del agua. El pescador, atemorizado al ver a la niña con aspecto espectral, le dió un infarto y terminó cayendo. La pequeña niña, arrepentida, le devolvió la vida, pero con una condición, tendría que quedarse siempre custodiando junto a ella el pantano siendo así su compañero, él enfurecido por esa decisión, se volvió un espectro maligno. Desde aquel entonces, siempre hay un dragón divagando por los cielos del pantano esperando a que alguien se acerque y transpasarle la maldición.
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