Representa uno de los símbolos arquitectónicos más emblemáticos del casco histórico de Avilés. Su situación, entre el Palacio de Ferrera y la iglesia de San Nicolás de Bari, ayuda a realzar este original monumento del siglo XVII. A finales del siglo XVI comienzan las obras destinadas a canalizar la traída de aguas hacia Avilés, tomando como origen la zona alta, en los alrededores de La Villa, concretamente en el sitio conocido como Valparaíso.
Anteriormente el agua bajaba libremente por cauces, lo que no resultaba muy higiénico y lo que es peor, era un peligroso foco de enfermedades, por tanto, se acomete la obra de canalizarla. La labor, que dura siete años dio origen a fuentes públicas en la ciudad y es esta de San Francisco la que se conserva de aquel tiempo. La de los caños de Rivero es de construcción más tardía.
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