Esta tableta procede de contextos funerarios en San Pedro de Atacama y posiblemente hayan llegado hasta esas latitudes mediante el intercambio. Estos elementos aparecen con mucha frecuencia asociados a personajes que están involucrados con el caravaneo trasandino, con un moderado estatus social y también con símbolos de poder (hachas o mazos). Las tabletas psicotrópicas son verdaderos templos portátiles ya que están relacionadas con el nivel ideológico de la sociedad y con el consumo de alucinógenos como el cebil. Esta tableta representa a un sacrificador con atributos humanos, posee una cabeza casi tan grande como el cuerpo, sus ojos son incrustaciones de turquesa. En la mano izquierda lleva una cabeza cortada y en la derecha un hacha. En la cabeza lleva una especie de casco con un penacho que cae por la espalda. En el extremo distal de la caja se proyecta un segmento del panel, en el cual el personaje esta posado (Llagostera 2006).
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