Representación escultórica, de busto, de Santa Cecilia. Aparece como una hermosa joven, de cabellera rubia rizada, peinada en un recogido. Va vestida con túnica rosada estofada con motivos florales y toca cubriéndole la cabeza. Muestra una herida sangrante en el cuello, que alude a su martirio; fue decapitada en el tiempo de las persecuciones romanas. Apoya su mano izquierda en un pequeño órgano, que constituye su pricipal atributo iconográfico; alude al episodio del día de su boda, en el que, mientras sonaba un órgano, ella cantaba interiormente para que Dios le permitiera permanecer siempre virgen. Por sus características estilísticas (alargamiento de la figura, inexpresividad, plegados de las vestimentas, tratamiento de los pequeños rizos…) y el tipo de molduras que configuran el relicario, puede considerarse una pieza representativa del manierismo sevillano del último cuarto del siglo XVI.
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