El friso muestra iconos que definen su carácter como montaña sagrada. Delimitando la parte superior del friso, se encuentra una banda con símbolos asociados al concepto de witz o montaña (nivel inferior del cosmos maya). Las esquinas se definen mediante grandes orejeras, de las que cuelgan serpientes de cascabel como pendientes. Al centro del friso destaca una figura antropomórfica pero con cabeza zoomórfica. En la literatura arqueológica, tales figuras se llaman nadadores por la postura que adoptan, pero en realidad ésta se arrastra a través de la cueva, hacia el interior de la montaña. Es una figura mítica que representan el chulel, la entidad espiritual del maya que habita el Xibalba, así como en los seres humanos, plantas y animales. El gran friso con su mensaje ideológico y todo el conjunto eran un lugar para ritos y rituales de comunicación con entidades místicas y sus representantes en el mundo terrenal, funcionando así como formas de legitimización del poder de los soberanos.
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